En esta nueva entrega de nuestra sección Descubriendo vamos a escribir sobre Sergio Belinchón, (Valencia 1971) uno de los fotógrafos españoles, además de valenciano, que más nos gusta. Sergio, al que consideramos amigo, estuvo con nosotros en el proyecto El Diari Indultat. Es un autor que estudiamos en nuestro curso de construcción de proyectos.
Foto para El Diari Indultat
Cierto es, que es muy complicado resumir la trayectoria de Sergio Belinchón, ya que lleva más de 20 años realizando todo tipo proyectos, cada cual más interesante. Centrado en la arquitectura y el paisaje, explora la relación de éste con el hombre de una manera, a nuestro parecer, perfecta. En este pequeño homenaje pondremos alguno de los proyectos que más nos gustan. Os invitamos a visitéis su pagina web; no tiene desperdicio.
Un trabajo que dejó boquiabierto al público del Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín dirigido por Gervasio Sanchez. Mostró un trabajo que ha realizado durante varios años, haciendo un guiño a la película El bueno, el feo y el malo de Sergio Leone. Donde reproduce fidedignamente (localizaciones) frame a frame cada uno de los 186 minutos que dura la película. Pero en ausencia de personas. Incluso (como se muestra en al imagen que adjuntamos), omite el nombre de los actores. En la web se puede ver un pedazo de la película de Sergio.
En este texto de su web se explica perfectamente:
El bueno, el feo y el malo es un remake de la película de Leone, un completo y estricto refilmaje, fotograma a fotograma, de la producción seminal, con la peculiaridad de que no aparece nadie en esta nueva versión; una ausencia que se hace patente desde los títulos de crédito. El único rastro de la presencia humana se limita a la banda sonora de la película de Leone, mantenida en su lugar, sin alteraciones, con los sonidos y diálogos originales, y que pone a prueba la cultura cinematográfica y la memoria del espectador.
Los planos en negro corresponden a las partes filmadas originalmente en el estudio. Sin los personajes en la pantalla, los cambios de plano, los movimientos de la cámara y los marcos parecen carecer de motivación, como si estuvieran obedeciendo instrucciones incomprensibles. El espacio vacío se convierte así en la verdadera parte de la película. Paisajes y decorados, que suelen constituir el fondo sobre el que se desarrolla la historia, se convierten en protagonistas, por lo que exigen una mayor atención.
Los ecos del Oeste americano resuenan donde uno menos espera…
Belinchón explora siglos después, en el período actual, a través de Yeniseisk, un pueblo ruso en el centro del Siberia, donde los pioneros rusos en el siglo XIX encontraron tierras con oro, estableciéndose y convirtiéndose en los primeros colono; los rasgos de lo occidental que, casi como fenómenos perfectamente integrados e incongruentes, emergen en esta lejana geografía.